La sorprendente historia de Grumpy Cat, la gata más famosa de internet.

por Mar 1, 2021Actualidad, Estilo de vida1 Comentario

 

Si os hablamos de tartar sauce seguramente pensaréis que nos referimos al nombre anglosajón de una sabrosa salsa habitual de la cocina francesa. Lo que pocos saben es que Tartar Sauce también es el auténtico nombre de la gata más famosa de pasada década. Una felina de lo más peculiar cuya popularidad creció exponencialmente hasta convertirse en un auténtico icono… ¿No os suena? Bueno, eso es porque seguramente la conocéis por otro nombre: GRUMPY CAT.

Tartar fue una gatita que llegó al mundo en Arizona, el 4 de abril de 2012. Nació con una variante felina de la acondroplasia (transtorno en el crecimiento de los tejidos durante el desarrollo del feto) y esto le causó alteraciones fisiológicas como unas extremidades cortas y un cuerpo proporcionalmente más pequeño que su cabeza. Su rasgo más reconocible lo provocaba una maloclusión en la mordida, algo que a ojos de un humano le hacía aparentar estar constantemente de morros. Sin embargo, a pesar de su aspecto, Tartar era gata cariñosa, tranquila y amable, con un comportamiento similar al del 99% de los felinos.

Tabatha Bundesen fue su petmate y su adopción fue una que decisión cambió la vida de ambos para siempre. Una mañana Tabatha recibió la visita de su hermano Bryan, y este, sorprendido por el curioso aspecto de la gata, decidió hacerle una foto subirla a Reddit en un post titulado “Meet Grumpy Cat”. El post tuvo una respuesta inmediata y el resto es historia.

Desde ese momento, Grumpy Cat comenzó a ganar popularidad y lo que empezó como un meme que dio la vuelta al mundo, llegó a tener presencia de medios generalistas, convirtiéndose en el primer gran influencer animal de la era de las redes sociales. Buzzfeed lo premió como “Meme del año”,  fue portada del Wall Street Journal y todas las grandes marcas se peleaban por su imagen, siendo Friskies la que se llevó… el gato al agua.

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La mayor celebridad animal de la pasada década.

Durante su vida, Tardar fue la imagen de numerosos productos: libros, camisetas, juguetes, calendarios, pegatinas, tatoo books e incluso protagonizó una serie de cómics. Sin embargo, aún más llamativa fue su presencia audiovisual, empezando por el premiado documental Lil Bub & Friend, que analizaba las dinámicas sociales generadoras de los contenidos virales, a la vez que intentaba buscar una explicación sociológica a la presencia masiva de la figura del gato en internet. Tardar también protagonizó una curiosa película de Hollywood (a la que le puso voz la actriz y comediante Aubrey Plaza, especializada en interpretar personajes bastante “grumpy”).

Lamentablemente, Tartar falleció a la edad de siete años por culpa de una grave infección del tracto urinario relacionada con su discapacidad. Según Bundesen, recibió la mejor atención veterinaria posible, pero no pudieron hacer nada. Su muerte conmocionó a millones de personas a lo largo de todo el globo y la reacción de internet no se hizo esperar, con miles de internautas posteando sus tributos en redes sociales en honor la gata más famosa del planeta. A día de hoy, casi tres años después de su fallecimiento, las redes sociales de Tartar siguen activas con más de 8,3 millones de seguidores en Facebook, 2,6 millones en Instagram y 283K suscriptores en Youtube.

Imagen ilustración merchandising grumpy cat

 

Un símbolo de la visibilización de las enfermedades crónicas en animales.

Lo cierto es que una sociedad altamente capitalista como la estadounidense, Tartar fue una auténtica mina de oro. No en vano, entre sus apariciones en películas, programas y merchandising se estima que la empresa Grumpy Cat Limited llegó a facturar una cantidad total cercana a los 100 millones de dólares. Y como siempre que hay dinero de por medio, la propiedad intelectual sobre la valiosa imagen de Tartar llegó a los tribunales, enfrentando a varias empresas por los derechos de explotación. Esto necesariamente nos lleva a reflexionar sobre las implicaciones éticas del fenómeno Grumpy Cat. ¿Fue una gata feliz o sufrió las consecuencias de una abusiva atención mediática?

Lo que resulta innegable es el impacto positivo que tuvo Tartar a nivel de imagen en la lucha por los derechos de los animales, específicamente de aquellos con enfermedades crónicas o discapacitados. Anualmente cerca de 150.000 perros y gatos son abandonados en España, y en muchos casos la “justificación” que dan sus human mates es que tenían algún problema de salud que los hacía demasiado dependientes. Desde Dinbeaters queremos recordar que los animales enfermos no solo tienen el mismo derecho a la vida que los demás, sino que es nuestra responsabilidad proporcionarles los recursos necesarios para ayudarles a vivir con sus afecciones.  Al fin y al cabo, son nuestros compañeros en este ecosistema llamado Tierra. ¿No?

Por todo eso, por su innegable fuerza icónica, por su capacidad para llegar a todo tipo de públicos y culturas de todos los rincones del planeta, hemos querido rendir homenaje a este felino que ha formado parte de nuestras vidas. Una gata que a pesar de nacer con una discapacidad, terminó convirtiéndose en un símbolo del compromiso con el bienestar animal.

¿Y vosotros? ¿Recordáis con cariño a la famosa Grumpy Cat? ¿Alguna vez compartisteis sus memes? ¿Consideráis que fue una víctima de la industria o que contribuyó a la concienciación por la dignidad de los animales? ¡Queremos conocer vuestra opinión!

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