
Perros y dueños casi idénticos, ¿casualidad?
Seguro que en más de una ocasión has visto por la calle paseando a perros y dueños con un notable parecido físico, de comportamiento o actitud, es más seguro que habrás notado que tu perro y tú tenéis muchas cosas en común, incluso más de las que piensas pero ¿es casualidad?Rotundamente NO. Parece que ya empezamos a mimetizarnos con ellos en nuestra primera elección, la que hacemos al escoger a un determinado perro u otro. De manera instintiva nos decantamos por animales que tienen características compatibles con las nuestras, y por esa razón al lado de una persona dormilona suele haber un perro que comparte con felicidad sus largas horas de reposo o, al contrario, una persona nerviosa lo más probable es que tenga un perro intranquilo.
La decisión inicial, aunque es muy importante, no es la única razón por la que perros y personas se parecen, sino que influyen otras muchas cosas, como por ejemplo la capacidad de imitación de nuestro perro. Los animales tienden a adaptarse al entorno en el que viven, por un tema de supervivencia, y sobre todo a los individuos de los que dependen para cubrir sus necesidades más básicas: comida, cariño, tener un techo, etc. Necesitan sentir empatía con las personas de su entorno y hacen lo que sea por agradar a sus dueños.
Los perros acaban adoptando nuestras rutinas, nuestras aficiones, nuestra forma de ser, del mismo modo que nos sucede a los humanos cuando vivimos en pareja, acabamos pareciéndonos en la forma de actuar y en el carácter.
Sadahiko Nakajima psicólogo nipón llevó a cabo un estudio de para determinar si era cierto que perros y dueños guardan parecido en sus rasgos faciales. Para realizar la prueba presentó a un grupo de estudiantes voluntarios veinte parejas de perros y dueños, que por supuesto no conocían absolutamente de nada, y lo que debían hacer era emparejar a cada perro con su supuesto dueño.
En el estudio y para hacerlo un poco más complicado también se mostraron hojas en las que se tapaban algunos rasgos físicos de los perros y de los dueños, como la boca y los ojos. En este punto es en donde los resultados fueron más sorprendentes. La gente que veía las caras completas demostró que podía ser mucho más precisa a la hora de detectar las parejas reales y las falsas, mientras que si se tapaban los ojos del perro y del dueño el índice de aciertos bajaba bastante. Este estudio obtuvo un 74% de aciertos. ¿Casualidad? ¿Qué opinas?
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