La Junta de Andalucía dice NO a las playas para perros en verano

por Jun 22, 2015Actualidad0 Comentarios

Hace unos días, medios de comunicación como La opinión de Málaga publicaron una controvertida noticia que desataba la polémica y sorprendía a muchos: la Junta de Andalucía enviaba a los 14 municipios de la costa malagueña una circular donde se informaba de la prohibición de habilitarse zonas para perros en sus playas durante la época estival; es decir, desde principios de junio a finales de septiembre.El texto, amparado en un decreto de 1998, recoge que durante la temporada de baño «queda prohibido el acceso de animales domésticos a las aguas y zonas de baño, con excepción del que resulte preciso para el desarrollo de actividades debidamente autorizadas por la autoridad sanitaria competente» . Esto afecta directamente a las playas caninas El Ejido, de la Sal, del Castillo de Sohail o la playa del arroyo Totalán.

Ante esta noticia, y posteriores, colectivos y propietarios de perro han mostrado su absoluta disconformidad, y se ha puesto en marcha una campaña en Change.org, que os invitamos a firmar.

Por su parte, la Federación Tidus, formada por diversas protectoras de animales de la provincia de Málaga, se ha apresurado a analizar la aplicación de la normativa en cada playa, con la intención de reunirse lo antes posible con la Delegación Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para tratar de reconducir la situación y proponer alternativas viables. Todo esto, después de conocer que la administración había advertido a los municipios implicados que les sancionaría si mantenían abiertas dichas zonas. Y es que, según el Ayuntamiento de Málaga, la playa que comparte con Rincón de la Victoria, en la desembocadura del arroyo Totalán, no está considerada como accesible al baño, y por tanto debería mantenerse al margen de la polémica.

A pesar de esto, la Junta mantiene su postura respaldándose en que las localidades citadas “no disponen de ninguna autorización de playas para perros, incluso en aquellas zonas que pudieran quedar excluidas del baño, toda vez que no lo han solicitado». Es decir, las Ordenanzas Municipales no son suficientes.

De esta polémica, de idas y venidas legales, nos sorprende tanto el porqué, como la posterior insistencia por criminalizar un hecho tan natural como que los perros puedan disfrutar con sus dueños de las playas en verano.

Viendo el panorama, dudamos de si esta disputa es consecuencia de lo antihigiénico que puede llegar a ser compartir la arena o el mar con un perro, cosa que no entendemos y menos viendo cómo dejan la playa algunos humanos o de lo que algunas empresas vierten en el mar, si por el contrario es parte de un movimiento más profundo de restricción que se ampliará a otras zonas de España, o simplemente puro desencuentro político- administrativo. ¿Qué opinas?

En cualquier caso, los hechos han puesto a Málaga, ya comenzado el verano, en un brete de incierta solución, haciendo que los propietarios de perro no puedan optar por disfrutar de la playa con ellos durante este verano. Sin duda, los acontecimientos no pasarán inadvertidos para un turismo de crecimiento exponencial, como es este, y no se saldará sin generar mala imagen, a pesar de que termine por solventarse la situación.

Pero más allá de conceptos materiales, es inevitable adentrarnos en lo esencial de esta polémica: ¿tenemos derecho a limitar el acceso de las mascotas a espacios como las playas?, ¿contemplan las necesidades de los perros nuestras leyes?

Quizás estos hechos deban tomarse como el camino hacia una revisión y actualización de nuestra relación jurídica con las mascotas, un punto de inflexión necesario para renovar viejas leyes e instaurar nuevas que se estudian pero no terminan de aprobarse. Y es que, no debemos olvidar que el texto en cuestión roza la mayoría de edad. ¿Realmente no ha cambiado nuestra relación con las mascotas desde entonces?

En definitiva, es una cuestión de respecto, de coexistencia normalizada con nuestros amigos caninos, con los que, por lo que se ve, aún queda más de una asignatura pendiente.

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