Para muchos compañeros peludos, la visita al veterinario puede ser una experiencia repleta de sentimientos negativos. De hecho, en estas situaciones es muy habitual que nuestras mascotas sufran estrés, ansiedad o miedo.
Como veterinarios, debemos garantizar el bienestar físico y emocional del animal… Y a pesar de que es difícil que el animal no sufra estrés, hay algunas acciones que podemos aplicar para mejorar su experiencia. ¿Qué podemos hacer para que nuestros pacientes se sientan más cómodos?
Situaciones estresantes para los animales de compañía
Existen muchas situaciones estresantes para nuestros animales, pero sin duda la visita al veterinario es una de las más frecuentes. La causa del estrés puede ser por varias razones. Por ejemplo, es posible que el animal sienta miedo al salir de la zona a la que está acostumbrado, especialmente en el caso de los gatos.
Por otro lado, los ruidos fuertes de una ciudad también pueden provocarles esta tensión. Otra situación muy típica es cuando el propietario deja a su compañero peludo solo en el veterinario.
Cómo puede afectar a la clínica veterinaria
Cuando una mascota llega con estrés en la clínica, su visita puede tener algún problema añadido para los profesionales. Lo más frecuente, es que en estos casos el animal esté mucho más nervioso o irascible y el veterinario corra el riesgo de recibir una agresión.
Por otro lado, los parámetros pueden verse alterados debido al estado del animal, y resulta difícil evaluar si la variable está dentro de los niveles habituales. El veterinario también deberá dedicar más tiempo a la manipulación del animal para averiguar si todo está dentro de lo esperado.
Además, el paciente puede correr el riesgo de golpearse y hacerse daño debido a su estado de alteración. Por otro lado, al estar estresados, suelen mostrar más resistencia a la terapia e incluso más dolor, sobre todo en el caso de los gatos.
¿Qué podemos hacer para reducir el estrés de las mascotas?
Cuando llega una mascota muy alterada, lo más habitual es poder reducir su estrés a través de la sedación o de tranquilizantes. Sin embargo, esto puede suponer más tiempo y molestias al animal, y hay otras maneras para poder calmar la situación y preparar a nuestros compañeros.
Por ejemplo, podemos pedir al propietario que haga el viaje hasta la consulta con el transportín cubierto. De esta manera, la mascota no recibirá tanta información y podrá viajar con más calma. Otro consejo que podemos compartir es intentar que el viaje sea lo más corto posible. En caso de que sea difícil aparcar en la zona de la clínica, podemos pedir al cliente que le acompañe otra persona para que le deje a la puerta del veterinario, por ejemplo.
Desde la clínica veterinaria, también podemos habilitar una sala de espera destinada a los felinos, ya que suelen ser el perfil que más estrés sufre. Al poder estar apartados, tendrán más tiempo para recuperarse y tranquilizarse. Por otro lado, lo más adecuado es que los pacientes sean solo atendidos con cita previa (a excepción de las emergencias).
Otro método muy efectivo para reducir el estrés de nuestros amigos peludos en las salas de espera de las clínicas veterinarias es el uso de feromonas apaciguantes felinas. De este modo, los felinos se quedan más tranquilos y entran en la consulta más relajados.
Gracias a la telemedicina, también podemos pedir a los clientes habituales que antes hagan una consulta online para averiguar si realmente es necesario ir a la clínica.
Dentro de la consulta veterinaria, hay herramientas que pueden ayudar a que el animal se sienta más cómodo. Uno de ellos es el arnés multiparamétrico, que ayuda a los profesionales a medir las constantes vitales de los pacientes sin que ellos se sientan manoseados y estresados.
Pequeñas acciones para mejorar el bienestar animal
A pesar de que puede ser muy difícil gestionar el estrés del animal (sobre todo en gatos), desde nuestra clínica veterinaria podemos guiar a nuestros clientes para intentar reducir estas situaciones. Gracias a estas pequeñas acciones, podremos mejorar el bienestar del animal. Además, gracias al uso de la tecnología, también es posible reducir el número de visitas presenciales sin renunciar a la calidad del servicio.