¿En alguna ocasión os habéis preguntado dónde se sitúan los orígenes del ECG y los electrocardiógrafos?
El electrocardiógrafo y el ECG no son recientes puesto que tienen más de un siglo de historia. Sorprendentemente son métodos más que vigentes en cardiología. El ECG es usado en el día a día de hospitales y consultas, tanto humanas como veterinarias. Quizás el secreto es que la realización del estudio es relativamente sencilla, siendo fácil realizar por cualquier miembro del personal clínico.
Los orígenes del ECG se basan en los primeros estudios que realizaron a finales del siglo XVIII y en el siglo XIX diferentes científicos
En 1790, el anatomista italiano Luigi Galvani observó que en la estimulación eléctrica de la medula espinal de la rana producía una contracción muscular. Posteriormente, en 1856, los alemanes Albert von Kölliker y Heinrich Müller observaron un hallazgo accidental. Un nervio ciático de rana si era puesto en contacto con el corazón recibía un estímulo. Este impulso producía contracción de los músculos de la pierna de rana y determinaron que provenía del corazón. En 1872, Gabriel Lippman inventó el electrómetro capilar. Por ello en 1908 recibió el premio Nobel de Física, por sus aportaciones en este campo.
Londres, 1887, Augustus Desire Waller registró la corriente eléctrica del corazón humano con un electrómetro capilar de Lippman. Con una columna de mercurio, colocada sobre el tórax, la corriente eléctrica del sujeto causaba oscilaciones del mercurio que podían ser registradas en papel fotográfico. Este fue el primer ECG humano registrado y publicado. Waller disponía de su propio laboratorio privado en su casa en Londres y era ayudado por su mujer, también médico. Tenía cuatro hijos que a menudo utilizaba en sus estudios electrocardiográficos.
Otro sujeto a sus experimentos fue su Bulldog, llamado Jimmy. Existen fotografías de Jimmy preparado para hacerle un electrocardiograma dentro de una bandeja de solución salina al lado de Waller. Se sabe que utilizó su perro en múltiples experimentos y demostraciones.
El holandés Willem Einthoven (1860-1927) es considerado el padre del a electrocardiografía moderna
Tras asistir en la ciudad suiza de Basilea a una demostración de Waller durante el I Congreso de la Unión Internacional de Ciencias Fisiológicas en 1889, el joven catedrático de fisiología de la Universidad de Leiden dedicó veinte años de su vida a perfeccionar el nuevo método electrofisiológico. En 1903 inventó un galvanómetro sensible, el galvanómetro de hilo, al que llamó galvanómetro por Galvani.
Fue el primer aparato de registro electrocardiográfico de aplicación clínica. Este registraba la corriente que produce el corazón. Fue el primero en acuñar el término elektrokardiogramm en 1893. Dado que era escrito en alemán, se abrevio como EKG. El mismo Einthoven diseñó el papel de registro y nombró las ondas con las letras P, Q, R, S, T, y U en 1895. Él estableció las derivaciones I, II y III, que son las que constituyen el llamado triángulo de Einthoven.
Por todas estas aportaciones Einthoven recibió en 1924 el Premio Nobel de Medicina y Fisiología. Por desgracia, el galvanómetro ideado y perfeccionado por Einthoven, cayó en desuso. A pesar de su buena sensibilidad presentaba sería dificultades técnicas debido a su peso, ya que superaba los 250 Kilogramos. Su tamaño era tal que ocupaba dos estancias y requería el trabajo de 4 o 5 personas para poder utilizarlo.
La abreviatura EKG, en alemán, es aún comúnmente usada en la nomenclatura anglosajona americana, más que en la británica
Conviene recordar, para entender esta peculiaridad, que a principios del siglo XX el alemán era aún la lengua internacional de la medicina. Una costumbre habitual entre los médicos estadounidenses que acababan la carrera era pasar una temporada de ampliación de estudios en Europa. Y generalmente lo hacían en países germánicos: Alemania, el Imperio austrohúngaro o Suiza. A su regreso, llevaban consigo de vuelta numerosos germanismos que entraron con fuerza en el inglés médico de su época. Al parecer, durante la segunda guerra mundial algunos de estos médicos recurrieron al ECG en lugar del EKG, por tal de evitar las referencias germánicas. A pesar de ello, algunos de ellos como estas siglas EKG, todavía se continúa utilizando un siglo después.
Del mismo modo, se cree que el uso de las letras P, Q, R, S y T se debe a que en la época esta era la denominación de convección en los geómetras de la época. Todas las curvas se empezaban a etiquetar con la P, mientras que los puntos situados en una línea recta se empezaban a etiquetar con la Q. Ello declinó el uso por estas letras, en lugar del A,B,C,D y F.
A partir de aquí, el electrocardiograma fue avanzando. Fue ya en 1908 cuando se vendió el primer modelo comercial de electrocardiografo. Este fue fabricado por la Cambridge Scientífic Instrument Co. de Inglaterra.
En 1909 Thomas Lewis publicó un artículo detallando las observaciones clínicas y electrocardiográficas de la fibrilación auricular en un caballo.
Estas observaciones pudieron confirmarse visualmente a su muerte. En 1911, el mismo Lewis, instaló el primer equipo en Londres. Además, formó a Frank Norman Wilson, quien introdujo la electrocardiografía en Norteamérica y estableció las derivaciones unipolares y precordiales. En el mismo año, T. Lewis publicó el primer libro de texto de electrocardiografía, The mechanism of the heart beat.
La introducción de los tubos, en 1928, de vacío permitió a la firma estadounidense Frank Sanborn (posteriormente adquirida por Hewlett-Packard) fabricar los primeros equipos portátiles, que supusieron otro gran avance. Redujeron el peso a 23 kilos y tenían una batería autónoma de 6 voltios. En 1932 Charles Wolferth y Francis Wood describen el uso clínico de las derivaciones precordiales. En 1938 la Sociedad Americana de Cardiología y la sociedad Cardiológica de Gran Bretaña definen las posiciones estándar y la colocación de las derivaciones precordiales sobre el pecho.
Emanuel Goldberg, estableció las derivaciones aVr, aVl y aVf, en 1942
Con ellas, junto con las 3 descritas por Einthoven y las 6 precordiales completan el ECG convencional de 12 derivaciones que actualmente conocemos y utilizamos. En 1947 Claude Beck desfibrila con éxito el primer corazón de un paciente humano en una cirugía cardíaca. En 1949 El físico estadounidense Jeff Holter desarrolla un equipo “ligero” para registrar y transmitir señal, que fue el primer Holter. Pesaba más de 30 kilos.
Osborn experimenta con perros hipotérmicos y describe por primera vez la onda J o “onda de Osborn” en 1953. Y en 1957 Anton Jervell y Fred Lange-Nielsen describen en Oslo un síndrome con QT largo, sordera y muerte súbita, el síndrome Jervell-Lange-Nielsen. En 1963 Robert Bruce y sus colaboradores describen las primeras pruebas de ejercicio. Y en 1966 el parisino François Dessertenne publica el primer caso de “torsade de pointes” en una taquicardia ventricular.
Ya en la segunda mitad del siglo XX se introducen nuevos materiales para el ECG:
Más flexibles y menos pesados que llevan al desarrollo de equipamientos más nuevos y ligeros. También aparece la electrocardiografía invasiva intracardiaca y la cateterización cardíaca. Estas técnicas permitieron colocar estos catéteres en casi cualquier zona intracardiaca y obtener registros internos. Con los años se estandarizan medidas y mediciones.