Son muchos los veterinarios que deben realizar turnos de servicios de urgencia y guardias en el sector de la clínica veterinaria
A pesar de ello, la veterinaria se trata de una actividad que ha sufrido los últimos años y sufre actualmente una importante transformación por tal de adaptarse a las necesidades actuales.
En los años previos, especialmente en las últimas tres décadas, eran muchos centros veterinarios que realizaban esta actividad como una actividad complementaria a sus servicios
Aunque esa actividad podía no tener una rentabilidad o un beneficio económicos como tal, justificaban las urgencias como un extra de servicio económico. Podía no reportar los ingresos esperados pero se realizaba por “contentar” la clientela, como un “ingreso extra” o con un ánimo de aportar prestigio al centro.
Pero al mismo tiempo, la realización de urgencias suponía y, en muchos casos aún supone, una sobrecarga laboral para el personal
Ante la falta de personal para realizar de forma estricta todos estos turnos de urgencias, la ejecución de esta, basa el servicio fundamentalmente en la prolongación de los horarios laborales. Esto puede ser de modo presencial o mediante la localización telefónica, en que se realiza una atención telefónica inicial y el desplazamiento al centro en caso necesario.
Se esperaba de nuestro veterinario habitual que estuviera en todo momento disponible 24 horas al día y 365 días al año.
Pero los tiempos han cambiado…
En muchos de estos centros se ha llegado a la conclusión de que este servicio debía actualizarse, adaptarse o en algunas ocasiones suprimirse y/o derivarse a otros centros especializados.
Los tiempos actuales se han encargado de moldear este servicio en muchos de los centros veterinarios. Muchos centros se han replanteado estos servicios por motivos de personal, de rentabilidad y de calidad de servicio.
Dada la alta carga y el estrés laborales que sufren los profesionales de los centros veterinarios ha propiciado replantear la necesidad de prolongar las jornadas laborales y continuar con la sobrecarga laboral. Actualmente, son muchas las bajas laborales por problemas relacionados con estrés y/o ansiedad en nuestros puestos de trabajo. Del mismo modo, el famoso “burn out”, está a la orden del día en nuestra profesión. Estos factores nos ha llevado, en muchas ocasiones, al replanteamiento de este servicio.
El sector de la clínica vive sumido en un replanteamiento profundo de la profesión y del frágil equilibrio entre vida profesional y personal
El respeto por el cumplimiento de la jornada laboral, el derecho al descanso y la desconexión profesional son factores clave para nuestro bienestar.
Por otro lado, los clientes actuales exigen cada vez más una atención más completa y especializada. Nuestros pacientes son miembros de peso en sus familias. Por lo que se nos demanda cada vez más unos estándares profesionales más elevados, tanto a nivel formativo como de equipamiento e instalaciones. Nuestros clientes están dispuestos a acudir a los centros de referencia cercanos que consideremos y recomendemos, si ello conlleva un servicio más especializado y óptimo.
Dada las demandas actuales de la clientela los servicios de urgencia han sufrido una clara transformación y especialización
Actualmente la mayoría de los servicios de urgencia presenciales y de altos estándares se encuentran en centros hospitalarios con un volumen considerable. Del mismo modo, cuentan con una plantilla de personal amplia y especializada, para brindar la atención lo mejor posible. El personal encargado de estas tareas cada vez se encuentra más especializado y formado. Alejándose cada vez más del veterinario generalista que atendía urgencias esporádicamente.
Los servicios de urgencia han sido en muchos centros líneas de negoció por las que se ha apostado con fuerza. Incluso, han surgido centros veterinarios únicamente especializados en visitas de urgencias y en la hospitalización y estabilización de estos pacientes. Se trata de centros que trabajan cuando los centros convencionales cierran las puertas. Colaboran estrechamente con ellos para atender estos casos y retornarlos a sus veterinarios habituales o referirlos a otros especialistas necesarios.
Esto viene ligado con el factor de rentabilidad económica de las urgencias y el cambio sufrido los últimos años en el modelo de negocio del centro veterinario. Los tiempos han evolucionado y la percepción actual del centro veterinario debe tener en cuenta la rentabilidad económica.
Los centros veterinarios actuales deben buscar la rentabilidad de las actividades que realicemos en la empresa
Esto conlleva a la potenciación de aquellas líneas de negocio más rentable y el replanteamiento o incluso la supresión de aquellas que no lo sean.
En los centros en que las urgencias no suponían una línea de ingresos rentable se han replanteado su actividad o incluso han decidido su discontinuación. En estos casos las urgencias se derivan a los centros especializados más cercanos.
Es por ello, y conscientes de este cambio de paradigma, algunos centros de referencia han empezado a implementar los últimos años sistemas de retribución para incentivar a estos centros la referencia de sus pacientes. A su vez, la mayoría de estos centros de referencia han apostado firmemente los últimos tiempos por fortalecer la fundamental comunicación entre ellos y sus centros referidores.
Es necesario un cambio de pensamiento empresarial en cuánto a las urgencias y servicios de guardia, al igual de concienciar a nuestros clientes