Hoy en nuestro CuidaDín queremos hablaros de las espigas y de cómo prevenirlas

Con el solecito, el olor a verano, los días se alargan y podemos disfrutar más de los paseos con nuestros perros… pero también llega el tiempo de cosas menos agradables para ellos. Entre ellas, llegan las odiosas espigas que con su dichosa tendencia a meterse donde no deben fastidian a nuestros peluditos. 

¿Qué son las espigas?

Cuando nos referimos a espigas, técnicamente hacemos referencia a la inflorescencia racimosa de flores sésiles dispuestas al largo de un raquis que tienen las plantas gramíneas. Dentro de esta familia de gramíneas encontramos por ejemplo el trigo y su característica espiga. Es decir, que son estas formaciones vegetales que acaban el “pelos” y se fijan dispuestas al largo de un tallo.  

Estas espigas sirven de soporte de las semillas y están diseñadas para su propagación. Existen una gran variedad de gramíneas, algunas conocidas por se cultivadas como el citado trigo, el arroz, la avena o la cebada y otras no conocidas ni cultivadas y que forman parte de la vegetación habitual en nuestro entorno. Es decir, que algunas son “malas hierbas”.  

¿Porqué son problemáticas?

Por su conformación estas espigas están diseñadas para quedar enganchadas en el pelo y el cuerpo de los animales que pasan a su lado y ser transportadas por estos hasta un punto distante donde eclosionar y producir una nueva planta.   

La punta de la espiga es afilada y se clava con facilidad. A la vez, sus “pelos” son rasposos, puesto que están recubiertos de pequeños “ganchos” microscópicos, se les hace muy fácil adherirse al pelo de nuestros perros o a nuestra ropa. Esto será más marcado conforme más secas estén. Por último, estos pelos están dispuestos en forma de “paraguas” impidiendo que una vez la espiga se ha clavado con su punta pueda retroceder de forma alguna.  

Todo ello hace que las espigas tengan una facilidad increíble para adherirse y clavarse en cualquier parte de nuestros perros. Y una vez clavadas, migren siempre hacia el interior sin poder retroceder. 

¿Dónde encontraré espigas?

En todas partes. En primavera y verano las espigas están presentes en la mayoría de las zonas rurales de nuestro país. También están presentes en la maleza de cualquier margen, terreno o jardín haciendo casi imposible escapar de ellas.  

Cabe decir que cuando se secan, se desprenden de su planta y van por todas partes. Además, una vez secas se vuelven más rasposas y tienen más facilidad para engancharse.  

 

¿Dónde se suelen clavar las espigas en los perros?

Quizás la pregunta sería ¿y dónde no? Pueden clavarse en cualquier zona imaginable.  

Hay perros que por su tipo de pelaje (pelo largo y sedoso) presentan especial facilidad para engancharlas. Un ejemplo clásico son los perros Cocker. Pero las espigas pueden darnos problemas en cualquier tipo de perro. 

Veamos algunas problemáticas frecuentes:

Oídos:

Situación muy habitual. Suelen engancharse en el pelo alrededor y hacer trayecto hasta dentro del oído. El animal presenta molestias repentinas y llora al rascarse o cuando le tocamos la oreja. Si no se extraen (porque puede ser una o más de una) pueden llegar a perforar el tímpano y provocar otitis, que son muy molestas y dolorosas.  

Nariz:

Habitual porque las suelen inhalar al olisquear. Lo habitual es que aparezcan estornudos repentinos, muy fuertes y frecuentes. También puede haber cierto sangrado nasal puesto que la mucosa nasal esta llena de pequeños capilares. Si reaccionamos rápido y tenemos suerte puede ser que veamos aún los “pelos” de la espiga y la logremos extraer. Si no, necesitaremos acudir al veterinario. Muy posiblemente necesite sedar o dormir el animal para extraerla.

Entre los dedos (zonas interdigitales):

Cuando se clavan entre los dedos durante el paseo. Suelen lamerse insistentemente la zona y presentar cojera cuando ya están fuertemente clavadas. Si se detectan a tiempo se pueden extraer. Si ya están fuertemente clavadas pueden dar infección y pueden llegar a “migrar” por debajo de la piel. En estos casos necesitaremos acudir al veterinario. A menudo hace falta una sedación para extraerla o en el peor de los casos si se desplaza mucho puede ser necesaria una cirugía. También suelen necesitar antibióticos si se infecta y analgésicos.

En los ojos:

Frecuente especialmente en perros cazadores y que les guste andar por el matorral. Las espigas se quedan entre el globo y el párpado o en el llamado “tercer párpado”. Generalmente el perro cerrará el ojo, se lo intentará rascar o frotar insistentemente y mostrará dolor. Si no esta muy clavada suelen ser visibles los pelos de la espiga. En estos casos lo mejor es acudir a tu veterinario puesto que los ojos son muy delicados. El sabrá extraer la espiga de la forma más adecuada y valorará posibles úlceras corneales o otras alteraciones que necesitaran tratamiento. Las lesiones oculares pueden ser graves si no son detectadas a tiempo.

Entre el pelo:

Pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo. Hay perros que por su pelaje son más propensos, como loes de pelo largo o pelo muy espeso. También ciertas zonas, como ingles y axilas, son más problemáticas. Si el color del pelo es similar al de las espigas, puede dificultar su detección. Si aún son visible podemos extraerlas nosotros mismos. Por el contrario, si y son profundas deberás visitar a tu veterinario.

En la vulva y el pene: aunque son menos frecuentes, no son situaciones raras. En hembras suelen ser problemáticas al introducirse en la vulva al hacer pipí. En machos, se suelen inserir al caminar y pasear por la hierba. Suelen lamerse la zona con insistencia y a menudo pueden mostrar conducta de querer hacer pipí con mucha frecuencia y insistencia, síntomas que pueden confundirnos con una cistitis u otro problema urinario.  

¿Cómo puedo prevenir a mi perro de las fastidiosas espigas?

Si no queremos tener ningún problema con las espigas lo mejor será evitar cualquier zona con vegetación, o al menos con gramíneas. Pero como ya hemos dicho, esto va a ser una misión casi imposible, especialmente en ciertas zonas y ciertos periodos de tiempo. Algunas medidas que pueden seros de ayuda son: 

  • Evitar ciertas zonas con gran concentración de espigas. Evita campos muy sucios y con mala hierba. Intenta pasear por zonas despejadas en la medida de lo posible. 
  • Durante estos meses, revisa tu perro al llegar a casa del paseo. Revisa orejas, nariz, los espacios entre dedos y axilas. Tómalo como una rutina y evita sustos. Del mismo modo, tener la costumbre de revisar tu animal, especialmente cuando esté relajado, te ayudará a detectar espigas y otras alteraciones de salud y es un hábito muy positivo.  
  • Si tu animal sufre con las espigas, ya sea porque tiene un pelo largo y predispuesto o por vuestras costumbres de paseos cortar el pelo de las zonas más problemáticas o rasurarlo puede ser muy útil. Cortar el pelo del interior de las orejas (o incluso del exterior), de las zonas interdigitales o axilas evitará que se adhieran a la vez que te facilitará su supervisión. 
  • Cepillar tu perro regularmente también puede ser de gran ayuda, especialmente si por el tipo de pelo se le enganchan fácilmente o si por su color es difícil distinguirlas.  

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