
Ayuda a tu perro a perder el miedo al veterinario
Los alrededores de los veterinarios están llenos de curiosas escenas en las que los perros intentan huir lejos tirando de la correa mientras el propietario intenta acercarlo a la entrada del establecimiento, aunque sea a rastras. Es una escena más habitual de lo que piensas. Si eres de los que lucha con su perro cada vez que tiene que llevarlo al veterinario, ¡no te alarmes!
No eres la única persona que tira de la correa en las inmediaciones del centro, o que intenta despistarlo. Por supuesto la situación cambia mucho si tu perro es de tamaño pequeño tipo Yorkshire, ya que probablemente el 100% de las veces saldrás victorioso en el tira y afloja, o tipo Gran Danés, donde el porcentaje de victoria puede verse considerablemente reducido dependiendo de tu fuerza y de la de tu perro.
¿No te parece curioso que cuando son cachorros van tan tranquilos? Al menos al principio. Claro que llevarlo una y otra vez a un sitio donde le ponen vacunas, le toman la temperatura, le inspeccionan la boca, etc., puede que no sea lo más divertido del mundo para ellos, sin embargo como es el sitio más importante al que deben acudir y deben hacerlo tranquilos, aquí te dejamos unas cuantas recomendaciones para que no asocie el veterinario como algo negativo, o si ya tiene miedo, para que lo pierda.
Lo primero que debes hacer es no ponerte nervios@, ya que todo se lo transmitimos a ellos, por lo tanto lo más importante es que el propietario esté lo más tranquilo y sosegado posible. Damos por hecho que tu veterinario será una persona muy empática con los animales y además de pincharlos se tomará unos minutos, o segundos, para regalarle aunque sea dos o tres caricias y ganarse su confianza, saludarlo, darle algún premio cuando acabe la visita, etc. Esto es muy importante para conseguir una asociación positiva de la situación y el lugar.
Si tu perro es un cachorro, lo mejor que puedes hacer es intentar trabajar para que la percepción de la clínica no sea negativa. Anímalo a ir, dale algún premio si se porta bien, y cuando salga puedes regalarle también alguna golosina, incluso puedes jugar con él antes de ir. Trabajando en estos puntos lo más probable es que asocie el ir al veterinario con juego, y golosinas, aunque reciba también algún que otro pinchazo.
Antes de acudir al veterinario es recomendable dar un paseo largo, sobre todo si tu perro es de los que empiezan a tirar de la correa antes de llegar, de esta forma estará más cansado y receptivo. Puedes incluso llegar antes al sitio y dar tres o cuatro vueltas a la manzana paseando tranquilamente, así verá que no pasa nada por pasar por la puerta. Si vives cerca del veterinario puedes incluir esa zona en tus paseos diarios para que vea que no pasa nada, incluso algunos días que no tengas visita, puedes entrar al veterinario, sentarte un minuto en la sala de espera, premiar a tu perro e irte, de esta forma romperás la mala asociación que tiene y empezará a pensar ‘veterinario=inofensivo’.
No vayas con prisa, ve con tiempo suficiente para pasear con calma, si vas estresad@ le contagiarás ese estado a tu perro y entraréis en la consulta con la peor actitud posible. Tampoco vayas pensando que no va a querer entrar y que en breve va a empezar a tirar de la correa, estate tranquil@ y no proyectes pensamientos negativos o que no os ayudarán. Si cuando llegáis a las inmediaciones del veterinario tu perro empieza a tirar de la correa puedes animarlo a que siga caminando guiándolo con algún premio que tengas en la mano, dáselo únicamente cuando consigas que entre.
Antes de la visita, puede ser importante acostumbrar a tu perro al bozal, ya que suelen usarlo en perros que ven muy nerviosos o con miedo excesivo. Para que no se asuste más aún en al consulta, debes presentárselo como un objeto inofensivo en un entorno en el que se sienta seguro, por ejemplo vuestra casa. Acostúmbralo a utilizarlo a base de repeticiones y asociación positiva, de forma progresiva. El primer día colócaselo unos pocos segundos, se lo quitas y lo premias, al día siguiente vuelve a hacer lo mismo y progresivamente amplia el tiempo que se lo dejas puesto, para que no lo asocie con un castigo.
En la consulta
Nada de consolarlo si está nervioso, temblando o llorando. Ante este tipo de comportamientos nuestra única reacción ha de ser de calma. Si lo coges en brazos, empiezas a acariciarlo o a consolarlo, estarás reforzando ese mal comportamiento, además de enviarle señales erróneas de lo que esperas de él en ese tipo de situaciones. Tienes que ignorarlo, por duro que parezca, o intentar sacarlo de ese estado desviando su atención hacia otras cosas. Si tú no te pones nervios@ y haces como que no pasa nada, al final se calmará en la consulta.
No le des ningún premio para intentar calmarlo, prohibidísimo, los premios únicamente deben ser utilizados para reforzar comportamientos adecuados y que queremos que asocie con cosas positivas. Puedes premiarlo por ejemplo al finalizar la exploración del veterinario si se ha dejado manipular sin problema, puede incluso dárselo él para estrechar lazos, o cuando le han puesto la vacuna, al salir de la clínica, etc.
Mira la respuesta de este perro cuando el dueño le dice que van al veterinario.
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